El Brunch estaba destinado a gustar por su forma, por su fondo y por nuestro carácter.
Este concepto es anglosajón y hace referencia a una comida que está entre el “breakfast” (desayuno) y el “lunch” (almuerzo).
Dependiendo de la fuente que se consulte su origen podría estar en la aristocracia inglesa (en sus orígenes el menú era el típico desayuno inglés a base de huevos, tostadas, bacón, salchichas y judías, de una clase más aristocrática) y otras fuentes lo situan en Nueva York (una mezcla de desayuno y comida que realizaba la alta sociedad neoyorquina cuando volvían de cazar el domingo).
Aquí nos pega genial para esos días que tenemos una rutina diferente:
- Un desayuno perfecto para un fin de semana que te levantas tarde o incluso te apetece comer de otra manera.
- Una comida temprana cuando has desayunado pronto y no te gusta picar.
- Un post entreno de lujo cuando te juntas a entrenar un sábado con tus amigos.
Si ya estás pensando en cómo organizar un brunch en casa te diré que no te puede faltar:
- Fruta fresca y/o zumos
- Tostadas y pan de muchas variedades
- Huevos
- Lácteos de calidad como yogur o kéfir
- Frutos secos y semillas
- A vegetales como verduras de hoja verde y otras que aporten color
- Embutidos magros como jamón, lomo o cecina
- Si optas por poner bollería puedes hacer algún bizcocho o galleta (evita procesados de mala calidad)
- AGUACATE, Por supuesto.
La ventaja de esta comida es que permite a todos disfrutar de la velada por igual, y adaptar los alimentos a todas las necesidades.
¿Te apetece probar? Aquí te dejo una exquisita idea para tu primer brunch en casa.
Es demasiado sencillo para lo buenísimo que está 🤩
¿Te animas?
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